miércoles, 23 de octubre de 2013

Capítulo 10.

Ashton se despide de ella con un dulce beso y le dice que se vaya cuando quiera, pero que cierre bien la puerta al salir.
¿Hay algo más divertido que cotillear la casa de un famoso?
A Isabella no se le ocurre nada más divertido en el mundo, así que se pone manos a la obra. 
Empieza por la cocina, limpia como ninguna; como esperaba, Ashton no tiene casi nada que contenga chocolate o algún tipo de grasas, todo es saludable y verde. Después el baño, muy amplio y de color blanco; que posee una ducha y un espejo aún empañado por la reciente ducha de Ashton. Sólo pensar en esa ducha hacía quince minutos hace que se sonroje e instantáneamente se ría.
Después descubre una habitación de invitados (la que ocupaba Stan), a la que solo echa un ojo por encima. No le agrada ni le atrae la idea de tener algún tipo de relación con Stan, aunque solo sea por visitar su habitación.
Isabella siempre se había considerado una chica fuera de lo común. Es decir, ¿quién pensaba que ver una habitación de una persona hacía que tuvieran algún tipo de relación?
Ella. Isabella se describía a sí misma como algo anormal, pero no lo era. Era algo tan especial y escondido, que nadie había tenido la posibilidad de descubrirlo. Ashton se sentía feliz al pensarlo.
Él se había dado cuenta. ¿Qué importaba si alguien lo había hecho antes que él? Ahora era él mismo el que la besaba y el que veía cómo sonreía. Con eso bastaba.
 Isabella se dirige por último al cuarto de Ashton. Lo había visitado antes y de formas que ella solo podía sentir en su estómago y en las puntas de los dedos, pero ahora lo veía de forma diferente. 
Sin Ashton ahí, parecía una cueva llena de pinturas rupestres que nadie había encontrado. Era una obra de arte que solo ella podía conocer. Por lo menos, hasta el momento.
Al pisar la habitación, le atrae el corcho de la pared. Esta vez se detiene en mirar una a una las fotos, en las que aparece Ashton con Josh Hutcherson, llevando el sombrero característico de James Bay, sacando la lengua con Louis Tomlinson mientras los demás integrantes ponen muecas detrás de ellos... 
Ella nunca había querido ser famosa. Le repugnaba y le asombraba la idea de que alguien quisiera meterse en su vida, ya que la encontraba tan poco interesante que ni una oruga hubiera esperado a que la contara.
Pero ahora era diferente. Había pasado de estar colada por un gilipollas a estar en la casa de Ashton.
Había visto cómo su madre y Daniela hablaban de toda la prensa rosa: famosos, parejas, cuernos...
Pero ella no entendía por qué interesaba algo así. Podía admirar a una celebridad, pero no le interesaba su vida.
¿Qué le importaba que Miley Cyrus llevara una clase de ropa? A ella le gustaban sus canciones, nada más.
Aún así, entendía a esas fans como Daniela (seguramente porque tenía una amiga así).
Isabella se aproxima al armario y observa que toda la ropa es informal: vaqueros y camisetas. Aunque le gusta ese tipo de ropa, no entiende cómo alguien como Ashton no tiene ningún traje, ni siquiera ninguna chaqueta americana. Entonces logra comprender que toda la ropa se la proporcionan las grandes marcas, y que la ropa que él prefiere comprar es la informal.
Se queda indecisa al sentarse en la cama, al lado de la cómoda. ¿Debería abrir el cajón?
Si ella descubriera a Ashton hurgando en su ropa interior lo mataría, sin duda, pero... podría no pillarla. Se decide y lo abre para después de pocos segundos cerrarlo, sonrojada. 
Lo poco que ha podido ver han sido boxers de colores neutros, camisetas y unos pares de pantalones de pijama.
Pensó que era una idiota y en cierto modo, lo era. ¿Por qué se sonrojaba, después de haberlo visto desnudo? Era como un paso hacia atrás, pero aún así no podía remediarlo.
Decide irse al salón y charlar un rato con Daniela por teléfono (eso si no muere de un ataque al corazón al enterarse de dónde está ahora mismo). Después, se marchará a casa.
Ashton.
Cierra la puerta de casa y divisa el coche a un par de metros. Anda hacia él mientras piensa en Isabella. Parece pronto, pero nunca se arrepentiría de haberse presentado a esa estúpida propaganda de refresco.
Parecía que Isabella lo entendía. Parecía que ella veía más allá de su fama, más allá de un par de premios que estaban en su estantería. Parecía que ella entendía que no por ser famoso, eres feliz.
La idea de que todo podía ser eso, un parecer, le desmorona las expectativas y de repente, siente ganas de volver a casa. Pero es imposible, hay que acudir al puto estreno.
Abre la puerta del coche y se introduce en él, pesado y molesto. María lo besa y se siente aún más pesado dada la incomodidad. Le gustaría decirle lo que pasa, pero sabe que María enloquecería y que Isabella no volvería a ser su... lo que fuera, si no una celebridad más; y no querría desear eso a nadie en el mundo. Se separa de sus labios y mira hacia el retrovisor, algo aturdido.
-María, sólo actuamos delante de las cámaras ¿recuerdas?
-Sabes que me gustaría que fuera en todas partes -susurra mientras se acerca de nuevo a él y éste la separa-. ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan soso?
Era cierto que hubo un tiempo en el que había sido cariñoso con ella, pero todo cambió cuando se enteró de que ella tenía unos sentimientos que él no podía corresponder. La fama había hecho que no pudiera querer a alguien en el ojo público. Básicamente, no podía querer a nadie en general.
La situación le cansa y piensa en soltarlo. ¿Qué puede pasar? Podría decir la situación, pero no dar ningún tipo de datos. Se decide, tiene que quitarse ese peso de que María esté enamorada de él.
-Tengo novia, María. Sólo actúo contigo delante de las cámaras y espero que esto termine pronto y sigamos con nuestras vidas.
María retira su mirada de la suya y se da cuenta de que ha sonado mucho peor de lo que quería decir. Ve cómo sus ojos se llenan de lágrimas y le coge una mano.
-María, lo siento, de veras. No llores, estás guapísima y cualquier hombre del mundo te querría para él.
-Pero yo te quiero a ti -afirma ella, mientras enmarca ambos lados de su rostro entre sus manos-. ¿No lo entiendes?
-No puede ser -susurra Ashton, mientras aparta el rostro de sus manos-. Lo siento, de verdad.
El trayecto se hace más pesado después de lo ocurrido. A los quince minutos el coche se aproxima a una alfombra roja y el conductor le dice que es la hora. A Ashton le cuesta pocos segundos metalizares de lo que va a suceder y finge una sonrisa mientras sujeta el pomo de la puerta.
Sabe que tiene que actuar delante de las cámaras y que se trata de un evento a nivel mundial, por lo que deduce que Isabella verá esta gala. Verá cómo tienen que mirarse y hablar María y él. Sabe que esto cambiará toda su relación, pero espera que sigan juntos. Tienen que seguir juntos.
Baja primero y da la vuelta al coche para abrir la de María mientras saluda a los fans. Como a cámara lenta, ve los flashes reflejados en los cristales de la limusina y cómo dentro María se limpia las lágrimas de los ojos.
¿Qué está pasando? ¿Por qué ve a cámara lenta? ¿Acaso le ha sentado algo mal?
Deja de pensar y abre la puerta a María, que le coge de la mano mientras sonríe.
Empieza el show.
Ashton la acerca a sí y ella sonríe a las cámaras, mientras él roza sus labios con su cuello. No quiere besarla, pero los demás deben pensar que sí lo hace. María le roza la cara con la palma de su mano e inicia el paseo por la alfombra roja. Firman fotos y se echan fotos con fans, que preguntan sobre su relación y que los más apasionados lloran y gritan.
Ashton siente una patada en el estómago cada vez que dice que la quiere y prefiere no pensar en cómo se siente ella cuando mienta al respecto si no quiere vomitar delante de todos.
Siguen hacia delante y un canal muy conocido de televisión les pide un par de minutos. 
Ashton sabe que en la televisión es donde más y mejor tiene que actuar, ya que cualquier movimiento o mirada extraña rodará en las redes para siempre. 
Aún cogidos de la mano, Ashton acerca a María a él por su cintura, acto que a ella le pilla por sorpresa mientras ríe. 
-¡Hola a todos! - exclama la presentadora, mirando a la cámara cuando el que la sujeta levanta el dedo pulgar hacia arriba-. Estamos con los protagonistas más famosos del mundo en el estreno de la nueva película de Brad Pitt. ¿Cómo vais con vuestra relación?
-Todo esto es una locura. El destino nos ha juntado y espero que nunca nos separe. Este tonto me ha robado el corazón -dice María, mientras no aparta la mirada de Ashton-. ¿Verdad, cielo?
-Tú también me has robado el corazón, María -dice y siente un golpe en el estómago. Es como si pudiera ver la furia en los ojos de Isabella clavados en el televisor. Ojalá haya un apagón.
Y sin previo aviso, María le planta un beso (con lengua incluido) que dura más de diez segundos. Es él el que se aparta, molesto aunque sonriente a la cámara, y el representante de la película les dice que pasen a otra entrevista.
Isabella.
Cinco entrevistas en la que dicen que están enamorados. ¿Qué está pasando? No comprende nada. ¿Todo esto ha sido un juego? Se sienta en su cama y le sube la voz a la televisión.
Se da cuenta rápidamente. María es alguien de su alcance: es guapa, de su edad, famosa, rica... ¿Por qué saldría con alguien como ella? Bueno, ni han salido juntos. Todo ha sido demasiado rápido, demasiado precipitado y todo ha dado como solución un error. 
Isabella siente las lágrimas calientes en sus ojos, pero no pueden salir. Se ha aprovechado de ella y ahora volverá con su real novia, mientras que ella... ¿Qué hará ella?
-¿Os identificáis con vuestros personajes? -preguntan a Ashton. Desde el otro lado del televisor, Isabella espera la respuesta, nerviosa. No ha visto la película y no tiene ni idea de cómo es su personaje, pero quiere ver cómo habla y se explica. No quiere creer que sea verdad.
-No, no me identifico con Adam. No soy un chico que vaya rompiendo corazones por ahí. Soy hombre de una sola mujer.
¡Hijo de puta! ¿De una sola mujer? ¿Y qué era ella, un perrito abandonado?
Entonces la tristeza se desata dentro de ella y rompe a llorar, en silencio. Lo último que quiere es que su madre entre y la vea llorar.
Siempre había pensado que Ashton era un famoso más, pero aquel día, en el cine, vio que era diferente. Ahora comprendía que era mejor actor de lo que había imaginado.
La chica de los labios rojos sonríe y le planta otro beso. Isabella ya ha contado quince desde que ha encendido la televisión.
Siente rabia por esa chica al pensar que está sobrepasando los límites, pero se da cuenta de que no tiene sentido. María es su verdadera novia, ella solo ha sido un juguete.
Se da por vencida mientras coge el mando de la televisión. No quiere verlo en la vida. Nunca jamás.
 Apaga la televisión y se acurruca debajo de las calientes mantas de su cama. Mañana será un nuevo día. Pero no mejor.
El despertador suena y anuncia un nuevo día. Jueves. No los odia, pero tampoco le agradan; y menos con lo que vivió ayer. Se podría decir que su corazón está roto y sus trozos están esparcidos por el suelo, pisoteados por Ashton. Menos mal que no se sabe nada de lo suyo en las redes, sino sería mucho peor. Miles de ojos mirándola en el instituto y señalándola como "La cornuda de Ashton".
Parece que ha dormido menos de quince minutos, se siente cansada y con una cabeza palpitante.Hoy no tiene ganas ni de ducharse ni de arreglarse. El pelo en una alta coleta. Unos vaqueros negros, un jersey blanco y converses negras. Se mira al espejo y sonríe al pensar que su corazón viste de luto.
Daniela y ella hablan por el camino hasta el instituto. Daniela vio toda la gala y no puede creer que llevara a otra chica. Según ella, tienen una entrada para invitar a quiénes quieran y Ashton invitó a María, en vez de a Isabella. 
Al menos Daniela sabe cómo hacerla reír, después de decir al menos cinco veces que quitaría todas sus fotos y películas de su habitación y las tiraría a la papelera. Aún así, no está para demasiadas alegrías y Daniela coge su mano mientras se quedan calladas durante todo el camino.
Todo el mundo podía pensar que estaba siendo una exagerada, pero Daniela la comprendía. Sabía que detrás de esa coraza de risas y de fuerza, se encontraba un osito de peluche que no quería ser dañado. Isabella sintió el contacto de la mano de Daniela con la suya y soltó una sola lágrima, que dejó caer por su mejilla mientras apretaba fuerte la mano de Daniela.
Ashton.
Se despierta tarde, a las doce y cuarto, y lo primero que revisa es el móvil. Ningún WhatsApp, una señal de que el estreno y la actuación salió a la perfección. 
 Al recordarlo, un escalofrío le recorre todo el cuerpo y piensa en Isabella. Si hubiera visto lo sucedido, al menos le hubiera insultado. Aún así, decide escribirle para contarle todo lo que ha ocurrido.
¿Nos vemos esta tarde? Besos, preciosa.
Aparece en línea y ha leído el mensaje, pero no contesta. ¿Ha pasado algo? Seguro. El pensamiento de que sabe todo le pesa, así que se ducha, se viste y coge las llaves de su moto antes de salir de casa.
¿Acaso era idiota? ¿No había pensado en Daniela? Ella no se perdía ninguno de sus estrenos. Ya está, la sensación de que todo ha terminado le recorre el cuerpo al arrancar la moto.
Isabella.
Las horas pasan rápido por primera vez en mucho tiempo. Será porque antes contaba los segundos para verlo. Para sentirlo. Para besarlo. Ahora volverá a casa y leerá Harry Potter hasta quedar dormida o hasta llorar y quedarse dormida.
La campana de las tres menos cuarto toca y sale andando deprisa sin esperar a Daniela. No quiere llorar otra vez al verla, no quiere saber lo buena amiga que es y lo mala que es ella por no querer estar con ella. Pero necesita estar sola. Daniela la alcanza en seguida, lo que la alegra y le molesta a partes iguales.
-Escucha, iré a por algo de beber a Giks -le dice Isabella en la esquina de la calle más transitada de Londres-. Luego hablamos.
-No, voy contigo.
-Te he dicho que luego hablamos. Quiero estar sola.
Siente una punzada en el corazón al ver la reacción de Daniela: unos labios fruncidos y una mirada al suelo. Sabe que quiere ayudarla, pero quiere arreglarse ella misma. Se acerca a su mejor amiga y le da un abrazo que ella corresponde. Daniela siempre estará ahí para ella y eso le hace sentirse la persona más segura del mundo.
Otro bar en el que no hay Coca-Cola. ¿Acaso se va a terminar el mundo? Cuando la pepsi llega a su mesa, piensa en ese estúpido concurso y en cómo se conocieron y siente un nudo en la garganta. Sin quererlo, toda su vida ha dado una vuelta de trescientos sesenta grados. 
¿Llorar por ese gilipollas? Era algo estúpido considerando que en ese mismo instante Ashton estaría diciéndole cosas preciosas y teniendo sexo con ella. Tenía que dejar de pensar en él.
Decide salir de ese bar e irse andando a casa con el refresco en la mano. Puede divisar una moto grande y negra justo en frente de su casa. No puede creerlo. ¡Pero si no le ha contestado esta mañana! ¿No entiende que no quiere verlo?
No pasa nada. Solo tiene que ignorarlo y entrar a casa.
Así que eso hace, mete la llave en la cerradura sin mirarle a la cara y una mano agarra la suya. Siente cómo el estómago se le encoge y los ojos se le llenan de lágrimas y se da la vuelta, de piedra.
-¿Qué pasa? -pregunta Ashton, con una muestra de perplejidad en su rostro.
-¿Me puedes soltar?
-Isabella, ¿qué pasa?
Pega un fuerte tirón de su mano y la suelta de la de Ashton. Siente demasiada rabia como para incluso mirarlo a los ojos. Intenta entrar de nuevo, pero las manos de Ashton la cogen de la cintura y la levantan como si pesara cincuenta gramos.
Aún en sus brazos y frente a él, siente ganas de besarlo y de pegarle un bofetada. 
-Te estoy hablando -dice su voz, agresiva y ronca-. ¿Qué pasa?
-Ah, ¿qué pasa? Nada. ¿Te crees que soy tonta, Ashton? -exclama Isabella lo más tranquila que puede, algo que no dura mucho-. ¿Te crees que soy tonta? Vi todo lo que pasó anoche: los besos, el amor y tus tonterías con ella -grita, alto, muy alto-. ¿He sido un juguete para ti? -pregunta, y la voz se le rompe al decir la última palabra.
Ashton se siente mal por verla a punto de llorar, pero no va a dejar esto así. Debería haberle dicho todo lo que estaba pasando, pero era algo difícil de decir. No quiere que esto termine, no lo va a permitir.
-Claro que no eres un juguete. Siento lo de anoche, es promoción para la película, Isabella. No tengo nada con María, créeme.
-¿No crees que deberías habérmelo dicho?
-¡Cómo iba a decírtelo! Si, mira, esta noche me voy a morrear con una tía, pero sólo por promocionar mi película -grita, irritado-. ¡No lo habrías entendido!
-No entiendo muchas cosas, Ashton.
Ashton prefiere que le grite, prefiere eso a una voz que muestra todo su dolor y que de repente le provoca mucho miedo. Miedo de hacerle daño a ella, o incluso a él mismo. Miedo de que todo esto se vaya a la mierda. Miedo de perderla.
Sin esperar a que responda, Isabella se arranca el colgante que le regaló en su visita al cine mudo y lo tira a la otra acera.
-Regálaselo a tu novia María.
Sin una respuesta ni una mirada, se separa de él y entra en su casa, dando un portazo que calla sus sollozos.
Este es el fin de Ashton y Isabella. Ashbella según Daniela.

2 comentarios:

  1. Oh Dios pero por qué???? Porfavor qe Ashton pueda hacer entrar en razón a Isabella :'( NECESITO EL PROXIMO CAPITULOO !!!

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